Alguien dijo en una ocasión que
fotografiar en la India era lo más fácil del mundo: allí donde apuntara el
objetivo de la cámara había una historia, un drama que hablaba por sí mismo.
Una de las muchas tragedias que existen en la India es la de las mujeres
viudas: ni más ni menos que 45 millones de mujeres sufren soledad, abandono,
humillación, olvido y pobreza al morir sus maridos. Como toda la población de
España. ¿Se imaginan? Salir a la calle y, allá donde vayas, no ver más que
viudas. Pueden ser viejas o jóvenes, pobres o de clase media, pero todas quedan
estigmatizadas, siendo rechazadas por sus familias como apestadas, muriendo la
mayoría de ellas en medio de la calle, donde el resto de la gente no se atreve
ni a mirar el cadáver para que no les peguen el mal fario. Una situación
durísima que queda bien reflejada en un documental que, sin embargo, no deja de
ser un catálogo de las distintas tipologías de viudas, un repertorio de
situaciones llenas de dramatismo que no parece ir más allá, sin aportar más
soluciones que las forjadas por mujeres valientes que crean hogares para estas
desplazadas sociales. Su formato es más propio para un programa como Documentos
TV que para un festival de cine.
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