miércoles, 15 de febrero de 2017

LA GUITARRA (The Guitar), de Amy Redford




Argumento: en el mismo día una joven recibe la noticia de que padece un cáncer en la laringe, es despedida de su trabajo y su novio la ha dejado. Decide alquilar un apartamento (por lo que ella supone sus dos últimos meses de vida) para no salir de él y comienza a gastar a lo loco. Entre los objetos que compra hay una guitarra (un anhelo de su infancia por lo que podemos ver por la visualización de sus sueños). El encargado de llevarla los portes es un repartidor de raza negra, al cual se lo folla. De vez en cuando llama a una pizzería a domicilio, y también se calza a la repartidora. Cuando creíamos que cuando se cansara del polo de chocolate seguiría lamiendo (esta vez)  moqueta nos sorprende con la compatibilidad de ambos en un trío. Luego ella la abandona por riñas con su novio, y él también porque su esposa va a tener un bebé. Entonces se da cuenta de que hace tiempo que debería haber muerto, por lo que acude a la doctora que la diagnosticó el tumor, quien responde asombrada que es una especie de milagro. La joven intenta recuperar parte del dinero que malgastó, y lo hace a base de malvender todo lo que posee, menos (lógicamente, para justificar el título de la película) su guitarra, con la que termina por tocar en un parque público por donde (qué casualidad) pasa un grupo de música que la integra para que toque con ellos. Bochornoso-rayano-con-lo-ridículo, aunque siendo su realizadora la hija de Robert Redford seguro que pueda triunfar en las taquillas.

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