miércoles, 15 de febrero de 2017

LA MUJER DEL ANARQUISTA (Die frau des anarchisten), de Peter Sehr y Marie Noëlle




Exactamente los mismos errores que destacábamos al principio del anterior artículo son aplicables a este producto. Con una salvedad: que aquí los directores no son patrios. ¿Se habrán contaminado al trabajar con un equipo casi enteramente español? Recursos narrativos fáciles (no, perdón, facilones), diálogos novelescos (o folletinescos, como se prefiera), situaciones dramáticas poco espontáneas, dirección de actores pésima, un sonido directo de suicidio colectivo… Puede que incluso lo peor sea ese espíritu episódico, donde las situaciones y peripecias de los protagonistas casi siempre acaben por no encontrar continuidad en la historia, rompiendo así la fluidez narrativa, por lo que el espectador acaba por pedir que le libren de tanto esperpento. Incluso hay algo peor, y es ser un espectador español que ha leído algún libro de Historia o ha visto algún documental sobre los convulsos años 30 y 40, pues nuestra Guerra Civil y nuestra postguerra están tan infantilmente mostrados (los anarquistas eran todos muy buenos pero, por si nos tachan de maniqueos, ponemos a uno con gabardina de cuero que va ejecutando aleatoriamente, a lo freelance; los fachas de bigotito son todos muy malos pero, por si nos tildan de manipuladores, ponemos a un falangista «auténtico» con buen corazón –aunque de “húmedas” intenciones, todo hay que decirlo-; etc.) que el producto parece más un pastiche para convencidos que una aportación constructiva para conocer nuestra Historia más dramática. Todo tan naif y tan arcádico para nuestras conciencias como el cabecero de la cama de los protagonistas.

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