miércoles, 15 de febrero de 2017

EL INFIERNO VASCO, de Iñaki Arteta




En todo documental sobre testimonios queremos (perdón, exigimos) que se nos ofrezcan relatos de ambas partes en conflicto. Aquí, al tratar el tema de la lacra terrorista y sus funestas consecuencias, nos preguntamos: ¿es de alguna manera necesario que sepamos qué argumentos puede argüir alguien para justificar el acoso, la extorsión y el tiro en la nuca? Del documental de Iñaki Arteta se puede criticar que, para hablar de una realidad tan dramática y compleja como la que sufren muchas personas en Euskadi, elija en esta ocasión la de aquellos que se han visto obligados a convertirse en exiliados, lo cual no deja de ser una mirada sesgada. Y es que a uno tiene le embarga la sensación de cansancio, pues a pesar de no dejar de sentir rabia y solidaridad por todas las personas afectadas por esa lacra fascista del que quiere imponer el pensamiento único a través del terror, el hastío puede llegar a apoderarse del espectador al asistir a un nuevo ejemplo (otro más) de cine en torno a ETA, ya que los únicos que no parecen enterarse son los mismos de siempre, esos que jamás verán este desgarrador desfile de seres desarraigados y desubicados que son los únicos capaces de tomar para sí con toda su verdadera carga el título de víctimas. Hay un claro mensaje que compartimos al cien por cien con el realizador: que tengamos que seguir explicando la auténtica dimensión del término «libertad» es, a estas alturas de la Historia, tan frustrante como aterradoramente dramático.

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